EE.UU. - El 9 de septiembre, el presidente Biden emitió una orden ejecutiva en la que anunciaba que la Administración de Seguridad y Salud en el Trabajo (OSHA) comenzaría en breve la elaboración de una norma temporal de emergencia que obligaría a las empresas estadounidenses con más de 100 empleados a exigir la vacunación contra el COVID-19 a todo el personal.
Por otra parte, quienes no estuvieran dispuestos a vacunarse tendrían que presentar semanalmente una prueba de COVID-19 negativa.
En septiembre, la CPA (Asociación de Paneles Compuestos) hizo circular una encuesta entre sus miembros para evaluar el impacto potencial de tal mandato en las operaciones de los miembros. Más del 75% de las empresas que respondieron no tienen actualmente un mandato de vacunación para los empleados, aunque varias indicaron que han animado encarecidamente a los empleados a vacunarse. Más del 75% de los encuestados informaron de que un mandato podría dar lugar a que los empleados decidieran dejar de trabajar, exacerbando aún más la escasez de mano de obra actual. Esto también afectaría a la producción de las fábricas, y varios encuestados señalaron que el mandato podría provocar interrupciones temporales de la producción, dependiendo del impacto final en el empleo de las fábricas. La alternativa de realizar pruebas semanales de COVID puede no plantear un problema significativo, ya que casi el 60% de los encuestados indicaron que no había escasez local de recursos para realizar pruebas.
La OSHA sigue trabajando en la norma de emergencia y hay varios detalles clave que siguen sin estar claros, como cuándo se publicará la norma, de cuánto tiempo dispondrán los empleadores para aplicar el mandato y quién será responsable de las pruebas semanales de los empleados, si éstos eligen esta opción en lugar de la vacuna.